Mensajes ocultos

No sé por qué este WordPress funciona de una manera muy extraña, por ejemplo si le dicto a veces parece que no escribe lo que le estoy dictando y no pasa a la fase línea siguiente ahora si bueno es posible que sean los bloques. Y por eso no sé hasta qué punto es fiable porque después de escribir unos párrafos en estos bloques desaparecían. Voy a intentar de nuevo darle un punto de confianza al WordPress para que se arreglen las cosas.

Escribir otro tipo de bloques para saber si tu amino de dominar este texto o no.

Al escribir este texto salen cosas curiosas por qué este con un formateado pre formateado a ver cómo

Este es otro bloque que estoy escribiendo me gustaría saber si va a portarse bien es de WordPress porque lo que me apetece es dictarle y luego ya ir corrigiendo poco a poco debido a que no veo muy bien las cosas en la pantalla por la mañana, por lo menos eso sí que parece que funciona.

@cnn2043 Estoy escribiéndote chao ahora llano y esto afecta a todo el párrafo si hago así también afecta a todo el párrafo

Sigue leyendo «Mensajes ocultos»
Anuncio publicitario

En domingo

Aquí estamos, un perro mirando el jardín, y yo mirando al perro.

El cielo está súper azul.Y los árboles claro súper verdes. Nos vamos a ir hacia el río. Y desde allí al rastrillo.Aquí estamos, un perro mirando el jardín, y yo mirando al perro.

El cielo está súper azul.Y los árboles claro súper verdes. Nos vamos a ir hacia el río. Y desde allí al rastrillo.Cada vez tengo menos vocabulario.

Así que cómo me voy a hacer entender. Hoy solo le quería decir a Max que se fuera un poco más lejos de la cama.

Me gruñó.

Así pasa con los humanos, que no nos entendemos.

Y nos reunimos para gruñirnos.

El Word Press tampoco me entiende.

Y hace separaciones dobles cuando lo que quería era pegar unas líneas con las otras.

Llevo un montón de tiempo filosofando la nada. Nada filósofo. Tan solo bullen ideas en la cabeza.

Debería hacer como Max debería hacer como Max hacer y no hacer simplemente estar pero todo esto que estoy dictando la tableta no lo recoge por qué porque quizás sobraTan solo bullen ideas en la cabeza.

Debería hacer como Max y no hacer; simplemente estar… pero todo esto que estoy dictando la tableta no lo recoge ¿por qué?. porque quizás sobra. Tan solo bullen ideas en la cabeza. Que en nada se materializa.Vamos a dar un paseo, hasta el río.

Dónde están los libros donde están los libros de Juanjo.

Que en nada se materializa.Vamos a dar un paseo, hasta el río.

Dónde están los libros donde están los libros de Juanjo.

Que en nada se materializa.Vamos a dar un paseo, hasta el río.

Dónde están los libros donde están los libros de Juanjo.

Debería hacer como Max debería hacer como Max hacer y no hacer simplemente estar pero todo esto que estoy dictando la tableta no lo recoge por qué porque quizás sobra

Nada entiendo nada entiendo

Que en nada se materializa.Vamos a dar un paseo, hasta el río.

Dónde están los libros donde están los libros de Juanjo.

Ver lo que no se ve

De una parte a este tiempo voy viendo cosas que no veía. ¿Por qué? ¿Porque atiendo a esas cosas, no me distraigo, me centro en lo que veo, o sucede? ¿O porque simplemente le doy importancia a unos sucesos sobre otros y antes creí que los primeros simplemente no existían para mí?

Ayer subimos a un bosque cercano, y bien cuidado. En los bosques en los que hemos estado no es fácil ver animales, y nosotros, sin embargo vimos un águila que se fue desplazando por las copas cerca de nosotros hasta que voló por entre el bosque de pinos.

Los humanos vemos lo que podemos ver y nos hemos acostumbrado a ver. Si pudiéramos podríamos ver más cosas, a mi me pasa a veces.

Despertares

Hay personas que no quieren que su perro comparta la cama. Otras nos resignamos a que haga lo que le parezca bien.

Días atrás no venía pero hoy sí. A altas horas de la madrugada. Disfruta de más del 50% de la cama. Y de vez en cuando protesta porque le empujo.

El perro se guía por su comodidad. Si él está cómodo pegado a ti, tú ya te las apañarás para estarlo pegado a él. Siempre he pensado que la cercanía es propia de los mamíferos, incluidos por supuesto los humanos. Aún recuerdo que cuando vivía con mi hermano, y estábamos viendo desde el sofá la televisión, yo me pegaba a él y le decía: «es que somos mamíferos, tienes que entenderlo». El no lo entendía, debe ser de otra clase de mamíferos. Max se hace una bolita cuando quiere y cuando puede se estira totalmente. Hace un sonido gutural con M, aunque no es una vaca.

Estos días de atrás, en los que yo no tenía muchas ganas, ni podía levantarme, él venía hasta la esquina de la cama y me miraba, yo abría un ojo, y me daba la vuelta. Entonces él empezada al gimotear, incluso se asomaba donde estaba mi cabeza y plantaba su morro sobre la cama. Vamos,vamos,vamos, parecía decir, que ya hay sol en la otra habitación y hay que disfrutarlo.

Tengo muchas ganas, como hacíamos antiguamente, o antaño, de volvernos a levantar al amanecer, y olfatear la ciudad. Los paseos de madrugada entonan mucho el cuerpo, y despejan sin duda el alma.

No, no quiero estar yo poético ni parecerlo, pero es así. Al menos lo siento así. Un perro te hace ver lo que no ves. Y disfrutar de lo que no disfrutarías nunca, o en otras condiciones.

Y qué es disfrutar. Yo creo que esta palabra nos ha venido de los americanos. Ellos utilizan la palabra enjoy, y nosotros la hemos integrado sin casi pensar en ella. No tiene porque ser negativo esto de disfrutar. Cuando contemplas las flores florecidas, o los árboles enverdecidos, o a los humanos saludables porque saludan: disfrutas.

Dificultades para comunicar

Quiero escribir mis experiencias con Max y sin embargo tengo dificultades para continuar. Se me da mejor escribir en el presente que rememorar las cosas del pasado. Y esa asunción me lleva a la parálisis. Ese es un aprendizaje y una limitación al mismo tiempo. Algo sé, más por viejo. Pero saber no es suficiente para transmitirlo a los demás. Comunicar es una habilidad a la vez practicable e innata. No todos aprendemos de la misma forma, ni necesitamos aprender las mismas cosillas. Aunque sean muchas comunes y pareciera que nos valen a todas las personas. Solo pareciera…
Estamos en un momento crucial para la humanidad… bueno, vale, la humanidad está viviendo momentos cruciales de continuo, y nos hacemos los suecos para sujetarnos a nuestra falsa (¿o verdadera? – mira que soy simple escribiendo) sensación de seguridad. Aparecen, o salen a la superficie, porque naufragamos o nos quitan el agua que mostraba solo una isla o la punta del iceberg, seguridades de nuestra vulnerabilidad, lo que ahora llaman incertidumbre. Sí, de acuerdo, esta palabra ya existía, pero se puso de moda en la pandemia (la que ahora vivimos, u otra del futuro… si hubiera uno.. o dos, futuros, me refiero).
Así que tengo que seguir, o empezar realmente, con lo que venga cada día y ya aprovecharé para contar lo de los olores, las cacas, la adopción, las enfermedades, o la enfermedad. Y si puedo, lo tecleo, y ya lo corregiré. O mejoraré. Que las cosas no salen perfectas a la primera. A la primera salen frescas, pero con las correcciones se mejoran. Lo que se llama la mejora continua. Que ya me acuerdo yo que lo enseñábamos en los cursos que dábamos, o me daban. Y a mí siempre me salía: “mira que me jode la mejora”. Tontunillas varias.
Entre esas boberías que son importantes: una, que no solo he leído o escuchado en algún sitio, sino que la he probado y experimentado en los paseos con Max. Para mí esos, los paseos, sin parálisis, son muy importantes. Pasear es una virtud y una estrategia para afrontar la vida. Por lo menos para mí, y más con Max. Max, que por cierto así lo llamé cuando lo fui a adoptar, no creo que sea consciente de todos los pensamientos que abarrotan, entran, se mueven y salen de mi mente-cerebro. Él se dedica a lo que se dedica, y se centra en su tarea asignada. Oler, encontrar rastros, o comidas, o wasaps.
A Lucía, la hija de una amiga, en uno de esos paseos, le dije que las frecuentes paradas en los árboles o en las paredes eran para leer información que le habían dejado a Max y él contestaba. Eran lugares donde se almacenaban y distribuían los wasaps perrunos. Tienen como coincidencia con los nuestros que son prácticamente invisibles: unos van a las nubes… digitales y otros se sostienen en los árboles.
Pero que voy a lo que voy, que no quiero ni paralizarme ni distraerme: al fin y al cabo quien se distrae de alguna manera se paraliza. Pues eso, que en los paseos con Max y con una sencilla observación de uno mismo, uno mismo se da cuenta de que hay millones de pensamientos rondando, que me llevan emocionalmente de aquí para allá.
Externamente puede parecer que soy un tranquilo humano agarrado a su can. Y sin embargo unas cuantas tormentas y rayos se gestan y se destruyen en segundos, e incluso pasan desapercibidos para el propio implicado, yo mismo con mi mismidad o mismidez (voy a tener que repasar el vocabulario).
Así que una de las enseñanzas que un perro conlleva son los paseos. Pasear abre las puertas de la observación y evita la parálisis. Y da lugar a las coincidencias. O sincronicidades.

¿Qué es una sincronicidad? Pues justo voy a poner un ejemplo en tiempo real:

Ahora tengo la radio puesta, y yo, quien escribo sobre un perro y que acabo de enviar un correo a una persona que se llama Damaris (nombre nada común) escucho en la radio que Pilar Quintana, premio Alfaguara de novela de este año, escribió una novela titulada La perra con Damaris como protagonista, también muy premiada. Pongo el enlace aquí, porque quizás deba escribir un libro multimedia, ¿no?
Además, para verificar que me encaja con lo que estoy escribiendo, la web donde se publica se llama Diario de Paz, y es colombiana, como la autora, Pilar Quintana. ¿Quién narra mejor que los colombianos en español? Mira, una señal de lo mucho que tengo que aprender en este camino de escribir.

https://diariodepaz.com/2020/06/01/asi-comienza-la-novela-la-perra-de-pilar-quintana/

Y por fin empiezo hoy

Tengo tantas cosas que contar relacionadas con Max que me da miedo no hacerlo bien. Y además no sé por dónde empezar. Si me pongo en el ahora puedo deciros que ya está llamando mi atención para salir al paseo. Ha venido moviendo el rabo desde el sofá, su lugar favorito y se ha dado una vuelta por mi mesa de trabajo. Con su cola limpiaparabrisas ha movido el ratón y yo le he dicho: “Pero bueno… “, así que él se ha vuelto y me ha dado una prórroga. Pero ha dejado claro que me observa y por si no me había enterado ha exhalado un largo suspiro de resignación.

Él sabe que estoy convaleciente y que para mi recuperación necesitamos el paseo. Pero hoy me he propuesto comenzar este escrito y tengo una extraña sensación al utilizar mis dos manos y nueve o diez dedos para teclear.

Así que adelante. Son ya casi seis años que convivimos juntos y hemos pasado por las más variopintas situaciones y después de darle unas vueltas, que han durado meses, me decido a escribir nuestro libro. Con Max he podido experimentar con mi responsabilidad como si hubiera tenido un hijo. Aunque él no es para mí un hijo. Acaso un compañero de piso o, como lo siento, un verdadero maestro. Hemos aprendido mucho en este tiempo, y sin duda yo he sido el más beneficiado.

En estas lineas o páginas quisiera transmitiros algunas de estas enseñanzas, aprendizajes o aventuras. Con el tiempo me está resultando difícil distinguir dónde empieza él y dónde acabo yo, sobre todo en las decisiones que afectan a ambos. El caso es que por fin empezamos el viaje, decididos como argonautas, y animados por las causalidades y el destino. He elegido el formato de blog, aunque nuestro propósito sea otro, pero así amigos íntimos podrán ver nuestro avance, encauzarnos con sus opiniones, y mostrarnos caminos cuando el nuestro se haya atascado. Ese, al fin y al cabo, es nuestro aprendizaje: encontrar caminos. No de otros, sino el que nos corresponde abrir con nuestra vida.

Os habréis dado cuenta que hablo en plural, la mayoría de las veces. Y es que Max y yo somos muchos, somos mucho más que dos, que creo que cantaba Nacha Guevara, musicó Alberto Favero, según un poema de Mario Benedetti. Este que pongo a continuación:

Tus manos son mi caricia 
mis acordes cotidianos 
te quiero porque tus manos 
trabajan por la justicia 

si te quiero es porque sos 
mi amor mi cómplice y todo 
y en la calle codo a codo 
somos mucho más que dos 

tus ojos son mi conjuro 
contra la mala jornada 
te quiero por tu mirada 
que mira y siembra futuro 

tu boca que es tuya y mía 
tu boca no se equivoca 
te quiero porque tu boca 
sabe gritar rebeldía 

si te quiero es porque sos 
mi amor mi cómplice y todo 
y en la calle codo a codo 
somos mucho más que dos 

y por tu rostro sincero 
y tu paso vagabundo 
y tu llanto por el mundo 
porque sos pueblo te quiero 

y porque amor no es aureola 
ni cándida moraleja 
y porque somos pareja 
que sabe que no está sola 

te quiero en mi paraíso 
es decir que en mi país 
la gente viva feliz 
aunque no tenga permiso 

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Esa es la sensación primera que tuve después de que se consumó la adopción: ahora ya éramos un plural. De ese hecho he tenido agrados y disgustos. Disgustos porque él no sabe quedarse solo. Y yo estaba constantemente en casa. Él lloraba amargamente cuando empezamos a hacer los ejercicios que la entrenadora que contratamos nos recomendó. He de decir, a pesar de los múltiples programas televisivos de adiestramiento, que la entrenadora debía llamarse entrenadora de humanos y perros. Pues de otra manera la cosa no funciona.